INTRODUCCIÓN
De las muchas religiones en este mundo, solamente el cristianismo requiere un maestro
sobrenatural. Ninguna preparación humana puede capacitarnos a comprender la verdad de Dios. Que esta lección sea usada por Dios para recordarnos de la gran necesidad de un Maestro Divino y del
privilegio de tener al Espíritu Santo como tal Maestro. El es realmente el "Espíritu de verdad" (Juan 15:26).
I. LA INSPIRACIÓN DE LA BIBLIA
La Biblia, como nuestro manual infalible de la fe y práctica, fue inspirada por el Espíritu Santo. Ciertamente la inspiración del Nuevo Testamento era una gran parte de la promesa de Cristo
acerca de la venida del Espíritu como nuestro Maestro (Juan 14:26).
II. LA REGENERACIÓN
El hombre incrédulo está en un estado de ignorancia total espiritualmente (2 Corintios 4:3-4; Juan 3:3; Efesios 4:18). La Biblia le describe como ciego, dormido, necio y entenebrecido. No se ve
esta condición sólo como una falta de conocimiento, sino como una incapacidad natural de apreciar, comprender y recibir la verdad espiritual. Los pecadores pueden estar bien instruidos en la
Biblia y aún así nunca realmente discernir las cosas de Dios (1 Corintios 1:18-21; 2:9-16).
Una gran parte de la obra del Espíritu en la regeneración consiste en darle a los elegidos un conocimiento verdadero de los asuntos espirituales (Colosenses 3:10; 1 Corintios 1:23-24). El nuevo
nacimiento es comparado por Pablo con la creación de la luz (Génesis 1:3; 2 Corintios 4:6). Los creyentes han sido llamados "de las tinieblas a su luz admirable" (1 Pedro 2:9). Cada Cristiano ha
sido personalmente enseñado por Dios (Juan 6:45). Muchos testifican que eran miembros de una iglesia o hasta predicaron en el púlpito por años y aún eran espiritualmente ciegos hasta que Dios los
salvó.
Nota: Tal vez el pensamiento más triste relacionado con este tema es que los no regenerados son inconscientes de su propia ceguera. Los ciegos intentarán incluso guiar a otros ciegos
(Mateo 15:14).
III. LA VIDA CRISTIANA
La unción misma les enseña a los cristianos algo que no pueden aprender de los hombres (1 Juan 2:20,27; 2 Corintios 1:21). La unción es la comunicación del Espíritu para con el creyente (Compare
Isaías 61:1 con Hebreos 1:9). Solamente por la dirección del Espíritu puede alguien vivir la vida cristiana.
CONCLUSIÓN DEL CAPÍTULO 16
Como cristianos, es nuestro deber estudiar la Palabra de Dios y escuchar bien la predicación (Hebreos 10:25). Sin embargo, no nos olvidemos de depender del Espíritu de Dios para un entendimiento
claro.